lunes, 14 de abril de 2008

El apoyo popular


A la ola autonómica que amenaza como un tsunami, la permanencia del centralismo como forma de gobierno y organización de Estado, se agrega ahora el apoyo popular a los Prefectos de la resistencia. Es un resultado más que el gobierno ha creado “sin querer queriendo”.
Dijimos sin temor: la revolución autonómica se está llevando lo último que queda del centralismo estatal y el gobierno de Evo Morales ha terminado como el último bastión de su endeble defensa.
No sólo asediado por las turbas alcoholizadas del chapare, con la Prefectura quemada, con los fondos económicos constreñidos y la garra del Ministerio de Hacienda apretando sus proyectos para hacerlo fracasar, sino amenazada su familia, sus hijos y su esposa, que tienen que vivir con guardias de protección, que tienen que ir al colegio como tienen que ir las víctimas de la intimidación, el Prefecto de Cochabamba tiene el 64 por ciento del apoyo popular. Y Manfred no dice nada. No se victimiza, no muestra lo terrible que es vivir pensando en la seguridad de los suyos. Habla de Cochabamba, reclama por Cochabamba, pide por Cochabamba.
Es que el pueblo intuye y sabe luego lo que sucede en realidad. El gobierno se ha convertido en el verdugo de los Prefectos que quieren construir antes que destruir; y el progreso de sus regiones, antes que el atraso.
Entonces sucede que el apoyo popular a los Prefectos es proporcional al grado de resistencia que tienen con el gobierno. En Santa Cruz el 80 por ciento le dice SI al Prefecto Costas y en Cochabamba el 64 por ciento hace lo mismo, en estricta correlación a la tenacidad con la que rechazan la política económica y social del MAS.
En Cochabamba se vive una polarización más fuerte que en el resto del país, precisamente porque en su centro está el Chapare, fuente social del MAS y de la coca para la cocaína. Lo que hace que los centros urbanos del departamento se sientan ajenos a la causa de la coca y sus efectos políticos. Esta polaridad política y social es lo que convierte en dramática la situación cochabambina y la enorme capacidad política que ha demostrado Manfred para sostenerse en la Prefectura.
Dura también la situación del ciudadano, que en los sucesos de enero puso el límite al atropello gubernamental de asediar la ciudad con gente que produce para el narcotráfico. Y estos hechos son los que han convertido a Cochabamba en otro bastión de la resistencia al narco-racismo.
La autonomía en Cochabamba adquiere entonces la dimensión de una lucha inconclusa, en parte porque no se ha concientizado a la opinión pública sobre las bondades que tiene, en parte porque se ha distorsionado la lucha autonómica como un apoyo al Prefecto y en parte porque el MAS ha logrado convencer su consigna de que autonomía es igual a separación y defensa de las oligarquías cruceñas.
Es un deber de Santa Cruz y los departamentos autonómicos apoyar a Cochabamba. Y quizás sea mejor hacerlo a las organización sociales que se han conformado para luchar por la autonomía que a la Prefectura, para despejar el componente de uso “a favor de”. Y es que el apoyo popular al Prefecto debe transformarse en apoyo a la causa que él representa, Autonomía para Cochabamba.
Lo cierto es que el MAS pierde terreno, sustento y credibilidad social. Y esos muchachos alocados que sacan libros para revocar el mandato del Prefecto lo que han obtenido es un resultado al revés. Así que cuando más esfuerzo, hacen por castigar al Prefecto, más apoyo popular recibe este. De lo cual se desprende que el MAS tendría en su propio vientre a sus enemigos o debe ser perdonado porque no sabe lo que hace.
Dante N. Pino Archondo

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