viernes, 12 de septiembre de 2008

Violencia, se viene lo peor

Muchos miran con asombro lo que está sucediendo en el país, pero esta escalada de violencia estaba claramente predicha, aquel 8 de diciembre del año pasado, cuando el MAS sepultó el consenso en el país, llevándose la constituyente a Oruro.
De allí para delante, se podía prever, que el intento de aprobar una nueva constitución no consensuada desencadenaría en un proceso de movilización por parte de los sectores que no fueron incluidos en la CPE.
Al contrario de lo que muchos piensan, las protestas, que existen en el país, las, tomas de instituciones, los bloqueos, no tienen un nivel táctico de coordinación, si bien son manifestaciones pensadas, pero no son organizadas, alguna coordinación entre movimientos cívicos, pero nada más, el nivel de violencia, saqueo y muertes no se pueden organizar y ni siquiera controlar, el factor de organización son los noticieros nacionales de televisión, que sirven como referente para los movimientos cívicos.
El brote escalonado no es más que adhesiones a un clima de protestas ya establecido y, actualmente, todos en Bolivia nos preguntamos: los 9 muertos y cincuenta y siete heridos en Pando y la toma de pozos gasíferos por parte de los cívicos en Tarija es la cúspide de todo? Hasta ahí llegaron las cosas? o aún se viene lo peor?
Estas incógnitas ponen en zozobra a los bolivianos, la toma de instituciones y aeropuertos, y la no reacción ante estas tomas por parte de las fuerzas del orden no pueden entenderse como debilidad o falta de Estado, sino más bien es una estrategia del gobierno para no caldear más los ánimos, y dejar que el clima de tensión vaya bajando por sí mismo.
Por otro lado, mantener las tomas en serio tiene un alto costo económico y hay que ver hasta dónde las regiones son capaces de sostenerlos. Los Problemas sociales, hasta aquí, son resultado de un proceso de agudización de las protestas; pero, sin duda alguna, la represión contra la protesta de los discapacitados, la lucha por la recuperación por el IDH y la convocatoria a referéndum constituyente, sirvieron como detonante de lo que existe actualmente.
En todo gobierno si existe algún muerto como resultado de represión por parte del gobierno, se convierte en un problema para la imagen y la gobernabilidad; pero los mas de 30 muertos del gobierno de Evo Morales parecen no afectarle en nada, quizás por la estrategia asumida de ignorar los muertos y aparentar otra realidad, como lo hizo con los muertos de Sucre, Cochabamba, Huanuni y Pando. Para el gobierno es como si no hubiesen existido, y por lo visto no le afectó.
Y como en diciembre del año pasado cuando el país vivía un clima parecido al actual, pero en el escenario de la asamblea constituyente, el Presidente salió del paso mediante la cortina de humo del refrendo revocatorio metiéndolos en el baile a los Prefectos que poco o nada tenían que ver con las decisiones de la asamblea constituyente. Ahora se repite la historia, la expulsión del embajador de Estados Unidos en nuestro país no es otra cosa que una cortina de humo, a sabiendas que tal actitud iba a tener repercusiones y connotaciones importantes, lo que opacaría en términos de noticias, los problemas del país.
Pero aún se viene lo peor, es impredecible calificar el nivel de protesta cuando se aproxime el referéndum por la nueva constitución, porque en la constitución se juega todo, visión de país, autonomías, el IDH y etc. Lo que estamos viviendo hoy es solo una muestra de lo que puede pasar mañana.
Juan Carlos Velarde

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