sábado, 3 de enero de 2009

Por qué el sí y por qué el NO

El gobierno está proclamando su anticipada victoria con un sí absoluto antes del referéndum y se basa en las bolas de cristal de sus visionarios ministros y las leídas en coca de sus Kallawayas.
La oposición es como una novia frustrada que despoja una margarita alternando los sí con los NO. En el vocabulario boliviano hay una sentencia de los que dudan de lo que dicen y suma las dos afirmaciones en forma ambigua. La gente duda también e incluyen el sí y NO en sus conversaciones.
Estas palabras engendran más que una negación o aceptación y lo más importante es decidir entre la dictadura genocida y la libertad del pueblo. La gente pensante toma su tiempo antes de votar para evaluar la permanencia eterna del presidente en el poder además de todas la otras arbitrariedades de una constitución masista manchada de sangre.
Los que votan por inercia no pueden ni quieren hacer estas comparaciones y son apenas los cómplices de la demagogia del populismo. Son ellos los que más van a apagar por sus equivocaciones con el futuro desabastecimiento e inflación que se avecina y por el clima de confrontación impuesta por este gobierno.,
Mientras tanto, sin considerar el resultado del mencionado referéndum, la economía esta en secesión, el gas se hizo gas, los combustibles faltan y las sequías o las inundaciones se proyectan desastrosas para el 2009. Los caminos seguirán con derrumbes y los bloqueos seguirán de moda.
Para asegurar su dominio absoluto, el MAS acaba de expropiar también la Contraloría de la republica y en principio está dominando todas las instituciones oficiales. Por la forma abusiva que se apoderó de toda institución que le podría hacer frente o perjudicar, Evo Morales y sus acólitos demostraron que son muy efectivos cuando se trata de usar la prepotencia, la fuerza bruta, los secuestros o los confinamientos.
Por lo poco que hacen los opositores, por su falta de unión, de ideas y decisiones valientes y finalmente por la imagen que dejaron al traicionar sus mismos pueblos, tienen pocas esperanzas de obtener el NO al gobierno. No hay milagros y la falta de capacidad política y organizativa de los prefectos y cívicos opositores coronarán con un desprestigio final a sus carreras políticas.
Nadie reconoce el valor de lo que tiene hasta después de haberlo perdido y ahora se trata de la libertad y la democracia. Hay todavía tiempo pero con los líderes opositores actuales no hay muchas esperanzas.
Roberto Gonzales Scoot

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