lunes, 17 de noviembre de 2008

No hay paz sin justicia


La Iglesia Católica sabe que no ha recibido críticas gratuitas del Gobierno, pues sus acciones están del lado de los desprotegidos, de los derechos y libertades ciudadanas, razón por la que el Gobierno intenta acallar una voz que está con el pueblo, sus reivindicaciones reales y no políticas, su ejercicio de ciudadanía y el derecho que tienen los desprotegidos del poder a ser escuchados bajo cualquier régimen y marco de ejercicio del poder terreno.
Con acierto la Iglesia dice que "desenmascarará" a Evo Morales, porque la Iglesia no hace política sino que valora lo positivo y negativo en el aspecto social de las gestiones que emanan de quienes se dicen servidores del Estado, pero que para serlo realmente tienen que probar que son capaces de ejercer el privilegio de los derechos sobre la conveniencias de las tiendas políticas y de quienes están en ejercicio del poder.
La Iglesia católica de Bolivia se ha ganado el respeto de la ciudadanía al declarar que valorará lo positivo del gobierno del izquierdista Evo Morales, pero lo "desenmascarará" si sus acciones no contribuyen a los cambios que espera el pueblo boliviano”, según declaraciones que hizo el arzobispo Jesús Juárez en la prensa local.
Juárez señaló que tras la reunión que los religiosos mantuvieron el lunes pasado en el Vaticano, entre la cúpula católica boliviana y el papa Benedicto XVI se reforzó el criterio de que los hechos positivos de la administración de Morales, un aymará de fuerte discurso izquierdista, serán apoyados pero que los errores serán criticados, lo que nos parece un acierto en la política de la Iglesia frente a su amplia feligresía que no esperaba otra cosa que una posición de compromiso con la justicia y la verdad de parte de su iglesia.
El Monseñor Juarez ha sido un fiel defensor de los derechos sociales, pero sabe que tras estos derechos se pueden parapetar otro tipo de intereses que no van de la mano de la justicia social. Para el arzobispo, el criterio es "valorar todo lo que es positivo en este proceso de cambio y también sentir la libertad de desenmascarar ciertas situaciones” que no contribuyen a el proceso en positivo que el pueblo boliviano está esperando.
Por supuesto que los que tienen intereses cifrados en lo que se puede llamar proceso de cambio sin serlo, pueden salir con un sin fin de críticas mal intencionadas, pero lo que importa es la posición de quienes defienden los derechos y libertades, los principios que no pueden ceder frente a los reproches de quienes acusan para obtener sus propios fines y que en definitiva están reñidos con la justicia social que defiende la iglesia, cuyos objetivos y cuya labor está más allá de los intereses terrenos.
Juárez, ha planteado con acierto que "la Iglesia tiene que seguir con esta actitud crítica: positiva para decir esto está bien, esto hay que corregir, para que tengamos días de paz, progreso y desarrollo, la paz no es posible sin la justicia".
Morales, tiene que plantear que sus posiciones frente a la Iglesia Católica están teñidas de interese políticos, porque eso y no otra cosa es lo que lo lleva a afirmar que la Iglesia Católica es un factor de opresión de los pueblos indígenas, remitíendose incluso a la colonización española para buscar sustento en sus acciones que violentan los derechos humanos de los ciudadanos bolivianos.
Evo no profesa la fe católica, no muestra una buena predisposición a la relación con la jerarquía eclesiástica, por lo que mostró que apenas asumió su mandato en enero del 2006, planteó que quería eliminar la injerencia de la religión en la educación boliviana, planteando una reforma educativa que contemplaba la supresión de la enseñanza del catolicismo en el currículo escolar. Para muestra basta un botón.
Centa Reck

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